
Tipos:
- Fórmulas a base de leche de vaca: La leche de la vaca no es un alimento adecuado para los lactantes ya que contiene demasiada proteína, especialmente caseína. Los minerales no se absorben fácilmente, y existe el riesgo de sensibilización a sus proteínas. Además, contiene demasiado sodio y poco hierro asimilable. Pero los ingredientes de la fórmula se establecen modificando la proteína de la leche de la vaca y agregando lactosa, así como grasas, vitaminas, y minerales con objeto de imitar los componentes de la leche humana. Se recomienda que las fórmulas para lactantes estén fortificadas en hierro.
- Fórmulas a base soya: Éstas se elaboran usando proteínas de la soya y no contienen lactosa. La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda las fórmulas de soya para los padres que no quieren que su hijo consuma proteína animal y para los bebés con galactosemia o deficiencia congénita de lactasa. Se recomienda enriquecerlas con hierro, calcio y zinc, metionina y L-carnitina y taurina. Su uso está indicado en niños de familias vegetarianas, niños con intolerancia a la lactosa y alérgicos a proteínas de la leche de vaca.
- Fórmulas hipoalergénicas: En este tipo de fórmulas las proteínas han sido sometidas a un alto grado de hidrólisis. Están indicadas en casos con alergia a las proteínas de la leche de vaca, o en procesos de malabsorción intestinal, y para aquéllos niños con salpullidos o sibilancias causadas por alergias. Las fórmulas hipoalergénicas generalmente son mucho más costosas que las comunes.
- Fórmulas deslactosadas: Éstas se utilizan para galactosemia, deficiencia congénita de lactasa y la deficiencia primaria de lactasa. La deficiencia de lactasa con mayor frecuencia empieza después de que un niño cumple el primer año de vida. Son derivadas de leche de vaca, en las que la lactosa se ha sustituido por otro tipo de hidrato de carbono.
- Fórmulas especiales: Son preparaciones diseñadas para cubrir las necesidades nutrimentales de los lactantes con algún tipo de trastorno metabólico. Aportan energía, vitaminas y nutrimentos inorgánicos suficientes para su desarrollo. Para su elaboración se suele basar en leches infantiles convencionales, a las que se realizan las modificaciones necesarias a cada caso. Las fórmulas para el reflujo se espesan previamente con almidón de arroz y, por lo regular, se necesitan sólo para los bebés con reflujo que no están aumentando de peso o que están muy incómodos. También se pueden usar fórmulas especiales para bebés con cardiopatía, síndromes de absorción deficiente y problemas para digerir la grasa o procesar ciertos aminoácidos.
- Fórmulas para errores metabólicos: Algunas enfermedades son debidas al defecto en el funcionamiento de una enzima determinada, y cuyo tratamiento es únicamente dietético. Debe suprimirse en la dieta aquellos nutrimentos que necesitan dicha enzima deficiente. Estas leches son específicas para cada caso particular y requieren un estricto control médico durante su utilización.
- Fórmulas para prematuros y recién nacidos de bajo peso: Las fórmulas para bebés prematuros y de bajo peso al nacer tienen calorías y minerales adicionales para satisfacer las necesidades de estos lactantes. Conviene que contengan los elementos necesarios para continuar el correcto desarrollo del sistema nervioso, de la función digestiva y de la metabólica. Contienen una mezcla de grasas vegetales y lácteas y están enriquecidas en hierro. Estas leches deben aportar los nutrientes necesarios para cubrir los requerimientos del tercer trimestre de gestación.
- Fórmulas lácteas de inicio (FLI): Se recomiendan para cubrir la totalidad de los requerimientos nutrimentales de un lactante sano durante los primeros seis meses de la vida.
- Fórmulas lácteas de continuación (FLC): Son recomendadas después de los seis meses de edad y sólo como parte de un régimen dietético mixto.
Clasificación según su edad:
a) Según su
edad:
· De inicio
(0-6 meses)
· De
continuación (6-12 meses)
· Para
prematuros y recién nacidos de bajo peso
· Leches
enteras
Casi todos bebés toleran bien estas fórmulas.
Los melindres y cólicos son problemas comunes. La mayoría de las veces,
las fórmulas a base de leche de vaca no son la causa de estos síntomas y los
padres no necesitan cambiar a una fórmula diferente.
Estas fórmulas están hechas con la proteína de
leche de vaca que ha sido modificada para que sea más parecida a la leche
materna. La lactosa y los minerales de la leche de la vaca, al igual que los
aceites vegetales, minerales y vitaminas también están en la fórmula.
La
FAO/OMS las define como un alimento que
forma parte de la porción liquida de la dieta de ablactación o destete para un lactante a partir del sexto
mes.
ESTÁNDARES PARA SUCEDÁNEOS EN EL VALOR NUTRIMENTAL

·
Hidratos de carbono: La lactosa representa 90% de la cantidad total de los 6
a 7 g/dL de hidratos de carbono en la leche humana. En la FLI, la lactosa debe
ser el único o el mayor constituyente de los hidratos de carbono. El resto
puede ser completado con glucosa o hidrolizados de maíz.
·
Lípidos: El contenido total de grasa en la
leche humana varía, con promedios de 2.7 a 4.5 g/dL. La grasa de la leche
humana se absorbe mejor que la de leche de vaca. Una absorción de grasas similar a la de la
leche humana se logra cuando la fórmula láctea reemplaza parte de la
mantequilla por ciertas grasas vegetales.
Las
FLI están desmineralizadas y se logran concentraciones de electrólitos entre
los valores de leche materna y los límites superiores recomendados.
La
AAP10 y la ESPGHAN (por sus siglas en inglés) recomiendan que las fórmulas
contengan una proporción de calcio/fósforo de 1.5:1. En general, las FLI
contienen una proporción de 1.3:1 a 1.5:1.
Las
FLI están adicionadas de hierro en proporción de 8 a 12 mg/L, con lo cual se
evita la deficiencia de hierro.
En
la actualidad las fórmulas están adicionadas de otros oligoelementos como son:
manganeso, cobre, iodo, etc., que pretenden cubrir las recomendaciones
nutrimentales
Cambios
en el valor nutrimental entre la FLI Y la FLC
·
Los
hidratos de carbono aportan el 40-50% de la energía, la lactosa debe ser el
componente mayoritario.
·
Las
recomendaciones proteínicas son de 2,2 g/kg en los primeros 6 meses y de 1,6
g/kg en el segundo semestre. La relación seroproteínas/caseína será de 60/40 en
los primeros 6 meses y de 20/80 en las fórmulas de continuación.
·
Las
recomendaciones grasas son de entre 4,4 y 6 g/100 kcal. La proporción de grasas
será de un 40-55% en las fórmulas de inicio y de un 35-55% en las de
continuación
FORMULAS
ESPECIALES
Son indicadas para niños (as) con
características especiales, como prematuros, los que presentan intolerancias,
alergias o patologías específicas. Por lo que se indica la alimentación con
formulaciones diseñadas para cada caso.
· Sucedáneos
para prematuros: están hechos a base de leche de vaca descremad, el contenido
de energía y de proteína es mayor que en las demás formulas. En los hidratos de
carbono se utilizan lactosa, polímeros de glucosa, maltodextrinas, solidos de
jarabe de maíz, almidones y sacarosa. Las grasas adicionadas son de origen
vegetal.
· Sucedáneos
a base de proteína de soya: se recomiendan cuando existe intolerancia a la
lactosa o alergia a las proteínas de la leche. Los hidratos de carbono que
contienen es la sacarosa o solidos de jarabe de maíz y la grasa es vegetal.
· Sucedáneos
sin lactosa: pueden ser utilizados en lactantes que presentan intolerancia a la
lactosa pero no a la proteína de la leche. Estas fórmulas contienen las
proteínas de la leche, maltodextrinas, sacarosa y solidos de jarabe de maíz.
· Sucedáneos
a base de hidrolizados de proteínas: se les conoce como semi-elementales y se
recomienda su uso en niños que presentan diarrea persistente, malabsorción
intestinal, intolerancia a las proteínas de la leche o soya y alergias
alimentarias. Se utilizan hidrolizados
de caseína o proteínas del suero en cantidades variables.
· Sucedáneos
para patologías específicas: no se encuentran en forma comercial por lo que
deben ser solicitadas a los laboratorios que las fabrican de acuerdo a las
necesidades específicas.
Situación en la que se recomienda su
uso:
·
En
lactantes cuyas madres no pueden o no desean amamantar
·
Suplementación
para lactantes cuyas madres desean interrumpir la lactancia.
·
Complementación
cuando la producción de leche humana es insuficiente.
· En
caso de que la madre presente enfermedades infecciosas como: listeriosis
neonatal, hepatitis B materna, síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA),
varicela, tos ferina, tuberculosis activa y lesiones herpéticas o sifilíticas
en el pecho materno.
· Precaución
extrema en enfermedades metabólicas, toxemia, uso de drogas, tirotoxicosis
materna con tratamiento anti-tiroideo.
Fuentes:
- Lartigue Becerra Teresa, Maldonado-Durán M. & Ávila Rosas H. (1998). La alimentación de la primera infancia y sus efectos en el desarrollo. México: Asociación Psicoanalítica mexicana.
- Edgar M. Vásquez-Garibay, Enrique Romero-Velarde (2008). Esquemas de alimentación saludable en niños durante sus diferentes etapas de la vida. Parte I. Primeros dos años de vida. medigraphic Artemeni lsína. Vol. 65.
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